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Realizan compras navideñas en la CDMX entre el caos

En pleno semáforo verde, a pocos días de Navidad, la gente acude al Centro Histórico a realizar sus compras, mientras que el comercio informal se extiende sobre vialidades, llevando a transeúntes y automovilistas a sortear el peligro. Una mujer policía no se da abasto para controlar todo el caos.

En la calle Del Carmen, el comercio informal invade banquetas y se extiende en su totalidad; compradores y peatones arriesgan su vida al cruzar entre autos, micros y el Metrobús.

En un recorrido de EL UNIVERSAL, alrededor de las 14:00 horas la calle está al límite: decenas de personas entre niños, niñas, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.

Algunas portan el cubrebocas correctamente; otras lo llevan en la boca, o de plano no lo usan.

La venta de juguetes, ropa para todas las edades e inclusive para perros, comida y ofertas para la colocación de uñas de gel, depilación de ceja, extensiones de cabello y terapias contra el dolor de espalda son los negocios que más abundan y los que más espacio ocupan.

Algunos peatones destacan el riesgo que representa cruzar el semáforo de la calle Del Carmen y República de Venezuela: se observa que un bicitaxi, dos motos, una bicicleta se quedan en medio de dos unidades del Metrobús Línea 4 con dirección a Buenavista, mientras que adultos mayores, niños y jóvenes intentan pasar entre los vehículos.

Los famosos diablitos cargados de mercancía transitan por la vialidad. Compradores señalan que la Navidad y fin de año se acercan y ante el pago de aguinaldos, acuden por obsequios, otros son comerciantes que llegan al Centro para adquirir productos y ofrecerlos en otras zonas.

Mientras tanto, usuarios del Metrobús sufren por las largas filas en espera de las unidades, las cuales sortean el caos vial. Para controlar el cruce de peatones y automovilistas, sólo se observa a una mujer policía de tránsito, la cual no se da abasto para movilizar a la gente, alentar que crucen rápido y dar pauta al paso de vehículos, ya que su silbato se pierde entre los gritos del comerciante que recuerda que está «barato», hay ofertas o la mercancía está de «remate».

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