Miles de trabajadores de Pemex elegirán hoy por primera vez de manera directa a su dirigencia nacional. Y aunque en varias de las 36 secciones creció la disidencia, en diferentes entidades, personal y aspirantes denuncian que las reminiscencias del poderío del exlíder Carlos Romero Deschamps siguen presentes.
Los históricos comicios para elegir a quien encabezará el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) llegan cuando el PRI perdió su enorme peso político en el país, pero no en esa organización. También cuando el gobierno federal tiene ambiciosos planes para Pemex, además de la meta de dejar un legado de transformación sindical.
Estas elecciones, obligadas por la reforma laboral a que sean personales, secretas y directas, y no a través de delegados, “le importan mucho a la 4T. Pero para que se vea que el cambio es real, de ninguna manera nuestro objetivo es construir una fuerza electoral o revivir el corporativismo hacia el gobierno. No es ésa la intención”, asegura el diputado Manuel Baldenebro (Morena)
“Lo que buscamos, desde que reformamos la Ley Federal del Trabajo (LFT) es que todas las organizaciones sindicales se democraticen”. Por supuesto, “los ojos están puestos en estas elecciones, son de suma importancia por todo lo que implica Pemex y su historia”, reconoce el presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara Baja.
El sindicato petrolero ha sido importante para la historia política del país desde su creación en 1935. Lo que sucede en este organismo ha sido sustancial para cada administración “en términos de la política laboral”, señala Héctor de la Cueva, coordinador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS).
Además, durante la hegemonía priísta de más de 70 años, los votos asegurados de este gremio le eran necesarios. El dinero del sindicato, también. Y en la era panista, necesitaron su apoyo para que las reformas estructurales a Pemex no causaran conflictos laborales.
“Ha sido siempre factor clave en la relación política del Estado y para la vida política nacional por la importancia de la industria petrolera”. Por lo tanto, no es de sorprender que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador “ponga en juego parte de su política laboral en el STPRM”, dice Héctor de la Cueva.
“Hay que reconocer la importancia que tiene la elección del STPRM para el sindicalismo en México, para el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y para la política a nivel federal y local”, señala Cirila Quintero, especialista en movimientos sindicales del Colegio de la Frontera Norte.
La académica hace hincapié en el “poder fuera de lo sindical” que el STPRM llegó a tener. La participación de líderes en la política a nivel local también ha sido una constante. De hecho, así comenzó el poder de muchos de los que ahora están en la dirigencia nacional.
El STPRM tiene casi 90,000 agremiados a nivel nacional que, según el cálculo solicitado a través del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), otorgan como cuota a la dirigencia del 2.5% de su sueldo. Según el analítico de plazas y remuneraciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), los salarios son de 7,058 pesos en promedio.
Por lo tanto, las cuotas sindicales suman, como mínimo, 154 millones de pesos anuales. Este monto equivale a la suma de las cuotas que aportan los sindicalizados de la UNAM, los electricistas, telefonistas, del servicio postal y de minería, según los registros de cada organismo sindical.
Además de las cuotas de trabajadores y trabajadoras, la empresa tiene obligaciones con el sindicato que sólo en tres años sumaron 1,312 millones de pesos gastados en viáticos, celebraciones, becas y hasta en bandas musicales.
Desde el inicio del sexenio, el presidente López Obrador anunció su plan de rescate de Pemex, en el que incluye mayor inversión y la construcción de la refinería en Dos Bocas. Por ello también le convendría que las elecciones se lleven a cabo en paz y con transparencia, opina Héctor de la Cueva.
Pero, sobre todo, en esta elección “se juega ante la opinión pública la eficacia de la aplicación de la reforma laboral y su propósito de democratizar el mundo del trabajo”. Por ello invitó a candidatos y candidatas a la conferencia, dice.
“La reforma laboral que aprobamos en materia de libertad sindical en 2019 será puesta a prueba” con esta elección, dice Baldenebro. “Aun quedan muchos pendientes para consolidarla”, pero se requiere tiempo, madurez de los sindicatos y sanciones a líderes corruptos, añade.