Exdirectiva del recinto, que encabezó Artemio Garza, habría causado daño millonario al erario al no reportar ingresos correctamente en eventos masivos
La anterior administración del parque Fundidora, en el gobierno de Jaime Rodríguez «El Bronco», causó un presunto daño al erario del estado al ingresar menos dinero por conciertos masivos al aire libre.
Y es que, por ejemplo, de acuerdo con los reportes de ingresos del parque del 2018, en el concierto de Pa´l Norte, el estado recibió $13 millones de pesos, que representarían el 10% de las ganancias del evento, cuando debieron ser al menos $19 millones, lo que evidencia un faltante de al menos $6 millones, aunque podrían ser muchos más, pues hay otros rubros que no fueron contabilizados cuando sí debieron.
Las entradas de ese evento masivo realizado en 2018 costaron $1,460 por asistir sólo un día y $2,460 pesos por los dos días, y según las cifras oficiales de Fundidora, asistieron 129,809 personas, y de este evento, de acuerdo al propio reporte, se ingresaron al estado un total de $13 millones 640,000 pesos.
Sin embargo, ese número se queda corto frente a lo que debió entrar de acuerdo a ese mismo número de asistentes, pues aun y cuando todos hubieran pagado el boleto más barato (un sólo día), el resultado de lo generado en taquilla debería ser de $189 millones 521,140 pesos, y de acuerdo con el contrato del evento, el organizador debió darle al parque el 10% del total; es decir, $19 millones de pesos.
Eso significa que en los $13.6 millones que reportó la administración del parque hubo un faltante de casi $6 millones de pesos (40%).
A esta cifra habría que sumarle la comisión que le tocaba a Fundidora por la venta de bebidas y alimentos, de lo cual pareciera no haberse ingresado nada, asunto que cuando menos debería investigarse públicamente, afirman activistas.
«El arrendatario pagará a El Arrendador, por concepto de contraprestación, los siguientes conceptos e importes: 10% del total de la venta bruta de boletos (IVA incluido); 10% del total de la venta bruta de bebidas alcohólicas; 10% de la venta bruta de alimentos y bebidas», señala el contrato de ese evento.
Pero hay más, pues esos 130,000 asistentes que reporta el parque, difieren de los 200,000 que consignaron en su publicidad los organizadores del evento; es decir, que de entrada, faltarían por contabilizar 70,000 personas y el respectivo ingreso a las arcas públicas.
Inclusive, asumiendo que los anuncios hayan exagerado el número de gente que acudió al masivo y solamente hayan asistido 130,000 personas, sigue faltando dinero. Las cuentas no cuadran ni aun cuando todos los asistentes hubieran comprado el boleto más económico, de $1,460 pesos.
Ahora, si se saca un promedio entre estas entradas más baratas y las más caras, que fueron de $2,460 pesos, y tomando en cuenta una asistencia de 130,000 personas, el ingreso económico total habría sido de $254,800,000 pesos; es decir, que debieron entrar al parque más de $25 millones de pesos.
Por donde se le busque, los $13 millones ingresados están muy por debajo de lo que establecía el contrato; ese dinero es un faltante que no llegó al erario y, por lo tanto, se estaría causando un daño público y una malversación de fondos cuyo responsable sería Artemio Garza, quien ocupaba el cargo de presidente del Consejo de Administración del parque Fundidora.
- Demandan Ong´s presentar caso ante la justicia
La vocera del colectivo Nosotros, Liliana Flores Benavides, afirmó que el actual gobierno debe dar muestras de que no es como los anteriores, por lo que debe de transparentar los ingresos de Fundidora y luego llevar ante la justicia a quienes hayan cometido desvíos.
«Tienen que transparentar todo, se tienen que fincar responsabilidades, y luego hacer un llamado a la ciudadanía para que se sume al rescate de ese pulmón verde, de tal manera que ya no se vea como algo deseable para hacer negocio», apuntó.
Asimismo, hizo un llamado a la actual administración a no implementar las mismas políticas que el gobierno anterior, puesto que este espacio es propiedad de la ciudadanía.
«La ciudadanía no queremos que ese parque se vea como un negocio particular, sino como un pulmón verde de la zona metropolitana de Monterrey», indicó Flores Benavides.
De igual manera se pronunció el activista Guillermo Martínez Berlanga, quien dijo que en su momento denunció que Garza, junto con el exdirector, Fernando Villarreal Palomo, actuaban como «delincuentes».
«Las denuncias nosotros las pusimos cuando estuvieron Artemio Garza y Fernando Villarreal Palomo, porque estaban como delincuentes, nosotros propusimos una auditoría financiera y una auditoría ambiental.
«Si hay denuncias, hay que darle seguimiento como le están dando seguimiento a lo de Educación, a lo de Manuel Vital», dijo el ambientalista.
Abundó que el Congreso también debe de intervenir para demostrar que no es comparsa.
«Primero, al Congreso para que demuestren que no están pintados y que no son comparsas como fue el Congreso pasado y segundo, al gobernador que no sea selectivo, porque no aplique el criterio de auditoría a un renglón sí y a otro no, a Educación sí y a Fundidora no», concretó el ambientalista.
- Los pecados de Artemio garza en fundidora
Estas anomalías registradas durante el pasado sexenio por la administración del parque se suman a otras que ya se habían dado a conocer.
El pasado 23 de febrero, se informó que el emblemático Paseo Santa Lucía pasó de ser un esplendoroso río artificial a un pantano, porque bajo la gestión de Garza no se compró el equipo y material necesario para limpiar el agua.
Al día siguiente, el 24 de febrero, se reveló que el exfuncionario autorizó, sin permiso del consejo de administración del parque y de manera discrecional, descuentos a terceros en las cuotas de estacionamientos, lo cual ocasionó un daño al erario de por lo menos $28.7 millones de pesos.
Luego, el pasado 2 de marzo se dio a conocer que Garza dejó en total abandono a sitios ícono en la entidad como la fuente de Neptuno de la Macroplaza, los animales del parque La Pastora y la nave Lewis de Fundidora, la cual luce actualmente con techos desprendidos, daños en fachadas, bardas cuarteadas y unos jardines «pelones».





